Palabras de cariño y agradecimiento para quien ha sido un buen Padre y se ha portado como tal. Mensajes para confesar nuestro agradecimiento y respeto a una persona que se lo merece, por su amor desinteresado, su entrega y su apoyo.
Yo siento orgullo por ti Papá y le agradezco a Dios haberme dado un Padre así, un Padre como tú. Hoy quiero decirte lo que siento por ti, antes de que sea tarde y me arrepienta por haber guardado lo que llevo muy adentro.
Aunque nunca antes lo haya hecho, tengo que decirte que te quiero, te estimo y siento mucho respeto por ti, Papá.
Carta para mi Papá
Yo siento orgullo por ti Papá y le agradezco a Dios haberme dado un Padre así, un Padre como tú.
Hoy quiero decirte lo que siento por ti, antes de que sea tarde y me arrepienta por haber guardado lo que llevo muy adentro.
Aunque nunca antes lo haya hecho, tengo que decirte que te quiero, te estimo y siento mucho respeto por ti, Papá.
Vivo orgulloso de ti y no te cambiaría por ninguno, porque aunque pudiera pedirle un deseo a un genio, le pediría a ti como mi Papá.
Quiero darte hoy las gracias a ti, que tuviste el valor de reconocer tu paternidad.
Gracias por enfrentar tus deberes como Padre sin miedo y por aceptar la enorme responsabilidad que significaba.
A ti que cuidaste de mí siempre, que te preocupaste por mis necesidades y anhelos.
A ti que me cargaste en tus enormes brazos y años después me seguías apoyando como en mi niñez.
Desde mi infancia te veía como un Rey y aun lo sigues siendo en mi corazón.
Gracias Papá y no solo por ayudar a traerme al mundo, sino por hacerlo con deseo, amor y cariño.
Gracias por tus cuentos, historias, paseos y por tu mano fuerte que me acompañaba y me enseñaba el mundo.
Nunca existió para mí, maestro como tú.
Gracias Padre por haber estado a mi lado en las buenas y en las malas.
Gracias por haber soportado e ignorado mis malcriadeces y enojos, propios de la niñez y adolescencia.
Gracias por tus llamadas cuando estabas lejos, que me alentaban y me llenaban de fuerza.
Gracias Padre por existir, por ser real, porque siempre pude decirle a los demás: ¡Yo tengo un Padre que me quiere!
Gracias por siempre tener tu puerta abierta para mí y por aguantarme y tolerarme cuando nadie lo hacía.
Gracias por estar siempre al alcance de una llamada, cualquier día, cualquier hora, listo a reaccionar ante cualquier problema.
Gracias por todo Padre, pero más que nada, por todo lo que me enseñaste con tu ejemplo de persona honesta y abnegada y con tu amor desinteresado de Padre.
Gracias por los buenos sentimientos que en mi inculcaste y que tanto aprecio.
Gracias por todo eso, porque después de ser grande, he comprendido que el amor verdadero es ese que se entrega, sin esperar nada a cambio.
Hoy comprendo y valoro lo difícil que es ser Padre y por eso más te recuerdo y te quiero.
¡Gracias por siempre Papá!