Cuando una abuela ve por primera vez a su nieto, florece como persona, avanza como ser humano y se intensifican las emociones hasta un nivel indescriptible. No importa tampoco que ese pequeño, sea el primer o el octavo nieto. Todos ellos son como joyas de un collar hermoso, como tesoros de una nueva generación que mimar con delicadeza.
Hoy queremos hacer un pequeño homenaje a estas mujeres especiales. Hablemos en femenino y hablemos de ellas, de esas abuelas 2.0 a las que describen ya como la nueva generación de “súper-mujeres”. Muchas de ellas están muy alejadas de la clásica imagen de la abuela que hace galletas y recoge a sus nietos del colegio. Es algo nuevo, más moderno, interesante…
En la actualidad, cada vez surgen nuevos términos para designar nuevas y fantásticas realidades. Así, las “Glam-mas”, (abuelas glamurosas), parte de una idea surgida en Estados Unidos a raíz de un interesante artículo en el “The New York Times”, donde se nos explicaba que este sector de la población ha cambiado muchísimo en los últimos años.
A continuación, te damos todo los datos.
Algo que pueden experimentar muchas personas cuando de pronto, llega el primer nieto, es que acaban de entrar en el otoño de sus vidas. ¿Ya soy tan mayor como dicen? ¿El simple hecho de que mis hijos tengan descendencia significa que ya soy “una anciana”? En absoluto.
Abuela, Cuéntame Otra Vez qué Sentiste Cuando me Viste por Primera Vez
Cuando una mujer de 55 o 65 años ve a esa criatura frágil, diminuta y preciosa que forma parte de su legado y que la convierte en abuela, lo primero que siente es plenitud.
-Agradece. antes que nada, que todo salido ido bien, que madre e hijo estén sanos y que todo el proceso del parto haya ido de forma correcta. Además, las abuelas más sabias, saben bien que tras el nacimiento de un niño hay que respetar el espacio y la privacidad de los padres, por ello, entiende que lo mejor es quedarse en segundo plano, pero siempre atenta, siempre accesible por si en algún momento la necesitan.
-Por otro lado, más allá de esa satisfacción y esa alegría experimentada, la mujer que se convierte en abuela suele reiniciarse interiormente como persona. Es común. por tanto, que aparezca alguna que otra preocupación.
– Sabe que a partir de ahora va a tener que asumir un rol determinado. Las abuelas 2.0 de hoy en día tienen una vida social muy activa, muchas de ellas incluso siguen trabajando y la mayoría, asumen en ocasiones múltiples papeles: son parejas, son madres, son amigas, forman parte de la comunidad…
-Es común que se pregunten en ocasiones, cómo delimitar cada espacio y cada responsabilidad. Saben y entienden que su papel no es el de “criar” o el de “educar”, ese aspecto ya lo dejaron atrás, y es cosa de los padres. Las abuelas de hoy en día solo quieren una cosa: ser ese apoyo emocional y esa guía constante, amable y facilitadora en la vida del recién nacido.
Desde que te vi, solo deseo una cosa: formar parte de tu corazón
En un interesante artículo publicado en el espacio “Psychology Today” titulado “Learning to Be a Grandmother” (aprender a ser abuela), se nos explican algunos muy interesantes. El primero es que la relación madre-hija, mejora. De pronto, se asume más bien un papel de “amiga-mentora” que resulta muy beneficioso para ambas partes.
El segundo detalle es que socialmente, necesitamos reinterpretar los papeles de los abuelos y las abuelas. En muchas familias, y dados los actuales tiempos de crisis, ellos actúan muchas veces como apoyo económico y también emocional. Por tanto, necesitan de un mayor reconocimiento institucional.
Aprender a ser abuela implica ante todo poner en marcha un potencial excepcional de auto-realización y crecimiento personal y por ello, se necesita a veces de una sociedad que sea más atenta y sensible con nuestras generaciones más mayores, pero increíblemente activos e importantes en nuestro día a día.
Por otro lado, la máxima aspiración de cualquier abuela es ganarse el corazón de sus nietos. Desea habitar para siempre en un pedacito muy especial de su interior, ansía compartir el máximo tiempo posible con ellos, pero sabe y entiende que su cuota de vida, es más limitada que la de sus nietos.
Así, una de sus tareas no es otra que la de trasmitir una educación basada en las emociones, en el reconocimiento, en la fortaleza de un vínculo que debe acompañar para siempre a ese niño que el día de mañana será adulto. La abuela se alzará como su mejor modelo, una persona que inspira, que da buenos consejos, que permite crecer sin sancionar, cultivar la ilusión, ser el abrazo cotidiano, la mano que acaricia, el regalo dado a escondidas y la sonrisa de la complicidad.
Las abuelas 2.0 no representan ya el “abuelazgo” clásico. Albergan la ternura y el cariño de siempre pero con la madurez, la independencia y el carácter del nuevo milenio. Y eso… es increíblemente positivo para nuestros pequeños.