Contrario a lo que pareciera ser la norma hoy en día, mi héroe y mi modelo a seguir no fue un deportista, ni un artista, ni algún personaje de la historia. El hombre que más respeto y admiro en esta vida es mi padre.
Ser padre, a más de un privilegio y una bendición de Dios, es una gran responsabilidad. Manifestar nuestro afecto: besar, abrazar, decir “te quiero” a nuestros hijos, no es dejar de lado la firmeza de la autoridad.
Amar a un hijo es llenarle la vida de momentos compartidos, respetando su espacio y decisiones, conociendo sus intereses, apoyándolo en sus empresas diarias, elogiándolo y manifestándole lo orgullosos que estamos de él. Si esto lo hacemos desde que es niño, estaremos sembrando una buena identificación con nosotros, y cosecharemos su confianza.
El afecto desarrolla la autoestima del niño y la seguridad (factores psicológicos, pensamientos, sentimientos, actitudes y otras características afectivas de una persona que influyen en su comportamiento), elementos determinantes para el desarrollo de su personalidad.
Los padres solo queremos que nuestros hijos sean felices, que no conozcan el sentimiento de sufrir, que no sufran demasiado. Queremos que se conviertan en adultos de los que se puedan sentir orgullosos: Íntegros, responsables, educados, con valores y empáticos. Y la mejor forma de que tus hijos tomen todas esas cualidades es: darles ejemplo cada día de todo el amor que sentimos por ellos.
Un Padre siempre se preocupa
Un padre siempre se preocupara por su hijo, su mayor temor es cuando su hijo está enfermo. No hay nada que ponga más triste a un padre que ver a su hijo enfermo, decaído y triste. Nada lo asusta más que su hijo este enfermo y no vea mejorías en él.
Por ellos, probablemente muchos padres se sientan identificados con esta foto, ya que él intenta proteger a sus hijos contra tormentas y fuertes lluvias y nieves, sin importar lo que le pase a él. Los padres son capaces de hacer cualquier cosa por sus hijos, hasta empaparse y enfermarse para que ellos estén sanos y salvos.
En nuestra niñez amamos al padre y a la madre por igual, cuando aún no hemos entrado de lleno a la sociedad donde aprendemos que a la mamá se trata con afecto y al papá con frialdad, realmente es algo aprendido, porque cuando somos niños no pensamos que el papá se la pasa todo el día fuera de casa y casi no está con nosotros, sino que cuando lo vemos corremos a abrazarlo y a disfrutar cada uno de los momentos a su lado, como lo hacemos con nuestras madres.
Ya cuando empezamos a crecer y nuestro nivel de razonamiento es mayor, parece que dejamos de pensar en lo que es el amor y caemos en el error de pensar como piensa todo el mundo.
Por cada sacrificio, por cada noche en vela, por estar ahí… Gracias papá
Un padre no lleva capa., no es un superhéroe, tampoco es un mago. Sin embargo, hace creer a sus hijos que es todo eso y más. Porque unas de sus preocupaciones es que podamos confiar en que nada es imposible, que podemos lograr cualquier cosa que nos propongamos. Que cada meta y sueños que tenemos podemos cumplirla.
Un padre siempre estará a tu lado siendo un guardián, para protegerte y cuidarte cuando estés enfermo.
Un padre siempre estará disponible para su hijo si lo necesita con mucha urgencia. No importa la edad que tengan sus hijos, a sus ojos, sus hijos son y serán siempre personas a quienes debe de cuidar por encima de todas las cosas